tejer y tejer

¡Qué no se pierda la tradición de tejer y tejer!

Mónica Uribe

agosto 4, 2022

Los hijos nunca dejan de darnos sorpresas y, para mí, una de las más recientes fue el gusto que mi hija le tomó al tejido con dos agujas, mejor conocido como tejido de punto. Y no es que sea algo tan singular que solo ella hace o que haya descubierto una tradición antigua perdida a través del tiempo, para nada, es solo que lo tomó con una fascinación inesperada.

Como probablemente sucedió con much@s de ustedes, a mí me enseñaron a tejer de niña y lo disfruté muchísimo; pero al paso del tiempo no continué con ese interés, supongo que, entre otras cosas, porque la industria de la moda fue cubriendo todas nuestras necesidades de vestimenta. Estaba tan enterrado este conocimiento ¡que ni mi esposo sabía que sé tejer con dos agujas y con ganchillo!

En el caso de J, es su preocupación por el futuro del planeta lo que la lleva a interesarse por confeccionar su propia ropa, por lo que ampliando el lazo que la unió a mi amada tía L durante estos meses, le pidió que la enseñara a tejer. Una tradición que los historiadores no saben muy bien en qué época inició, aunque hay evidencias que datan de hace 2,500 años.

En todo caso, el tejido en sus diferentes formas y expresiones fue parte de absolutamente todas las civilizaciones y se ha expresado en redes de pesca, tapices y, por supuesto, en la vestimenta, entre muchas otras posibilidades. En cuanto al tejido de punto, se cree que fue introducido a Europa por los árabes en el siglo VII y a partir de entonces lo demás es historia.

Se dice que tejer es el nuevo yoga porque en un mundo que vive a prisa nos permite detener el tiempo puntada a puntada, bajar los niveles de cortisol y fortalecer el sistema inmunológico. Además, es una de esas labores manuales que al estimular la parte lógica del cerebro contribuye a fortalecer la creatividad y la concentración, así como a mantenerlo joven y activo. La combinación de estos factores resulta en una relajante gimnasia mental, que punto a punto nos regresa al aquí y ahora.

Más aún, es una estupenda herramienta para fortalecer la autoestima porque cada prenda es resultado de nuestro propio esfuerzo. Lo importante es que J dio inicio a la nueva etapa de su vida luciendo su primer chaleco de color negro, medio chueco de las uniones y con algunos puntos flojos; muy orgullosa de su labor, salió con la certeza de que ahora forma parte de la gran tradición de mujeres tejedoras que con su arte van hilando la vida y la memoria.

Y tú ¿disfrutas de las manualidades y/o del movimiento DIY (hazlo tú mism@)?


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